POLO MARTÍ -
La Madrugada, El Zurdo y Atahualpa.
Recuerdo que hace muchos años, principio de los 80’, Miguel “Zurdo” Martínez, hermano mayor y Maestro querido, me contó algo muy hermoso referido a uno de sus encuentros con Atahualpa Yupanqui en Paraná, que quizás tenga más interés para músicas y músicos (en especial guitarristas), pero estoy seguro de que esta anécdota tiene un sentido simbólico de gran valía en general.
Esto sucedió a comienzos de la década del ’60. El Zurdo hacía poco que había compuesto la “Madrugada del pescador”, con letra de su padre, el querido ‘Polo’ Martínez, una verdadera joya chamamecera y paranasera. La canción es de una gran belleza, por su construcción melódica, su desarrollo armónico, su ritmo, y sus diversos pasajes que llevan al momento glorioso del estribillo para decir “Pescador del Paraná, te acompañaré hasta el alba!”. Una canción verdaderamente testimonial.

La letra la había escrito el Polo Martínez en 1957, según el testimonio del propio Zurdo en el libro “El Zurdo”, La vida y el canto paranasero de Miguel Martínez, del escritor y poeta Juan Manuel Alfaro (Editorial de Entre Ríos, 2011).

Si bien la canción ya estaba terminada por 1963 (año de este encuentro yupanquiano), su Introducción data de unos años antes, de 1960. Por esos años, Miguel compartía unos encuentros creativos con el comprovinciano Carlos Santamaría, ambos viviendo en Buenos Aires. Teniendo la letra de la “Madrugada del pescador”, lo primero que compuso fue la Introducción para guitarra, que, por un lado, tiene todos los elementos que la hacen típicamente de la guitarra popular, y por otro ciertos rasgos más propios de esa guitarra “culta, Falusera”, de la que Miguel se jactaba, con tramas de cierta complejidad y diálogos entre altos y bajos (primas y bordonas). Luego de esto Miguel se dedicó a la propia canción, la cual, una vez terminada, fue haciendo escuchar entre sus amistades y gente más cercana.

En 1963 Atahualpa Yupanqui realizó una extensa y nutrida gira por distintas ciudades y pueblos de Entre Ríos, provincia muy querida, amada y familiar para él. Recordemos que constituyó su primera familia por la década del ’30, viviendo en Urdinarrain y en Rosario del Tala. En muchas de sus obras musicales y en sus libros (“El Canto del Viento”, de 1965, quizás sea el libro más contundente) dedica profundos y generosos conceptos de su amor, cariño y respeto a la provincia y su gente. Es así que la frecuentó en diversas oportunidades, y en 1963 visitó ciudades de la costa del río Uruguay (Gualeguaychú y Concepción del Uruguay guardan intensos e imborrables recuerdos de sus días) y también de la costa del Paraná. Hay numerosos testimonios fotográficos, escritos y de audio de esa extensa gira entrerriana.

Este encuentro que involucra al querido Zurdo Martínez se produjo en casa del recordado compositor e intérprete paceño Linares Cardozo, precisamente en calle La Paz, de la ciudad de Paraná, y así lo describe Juan M. Alfaro en el mencionado libro:
(…) El dueño de casa le pidió a Miguel que le interpretara al maestro “ese chamamecito que has compuesto con tu padre”. Atahualpa lo escuchó atentamente y si bien tuvo gesto de aprobación, no realizó ningún comentario. La reunión siguió en otros pormenores y pasados varios minutos, quizás una media hora, Yupanqui –que estaba sentado al lado del Zurdo- le dice: “Mozo (o “joven”, no recuerda exactamente el término usado), me podría repetir la introducción de ese chamamé suyo?”. Obviamente Atahualpa había estado -durante todo ese tiempo- repasando las notas en su oído y en su mente. Después de oír la repetición, le dijo si le permitía hacerle una sugerencia: “¿Por qué no saca el si y liga el do con el la?”. Miguel comprobó que de esa manera, efectivamente, quedaba “más chamamé” (Lo que demuestra el conocimiento que él tenía de nuestra música, a pesar de no ser de acá). ¡Y así quedó!”, nos dice.
Quiero detenerme para explicar musicalmente lo que el propio Zurdo me explicó a mí, es decir los detalles de la sugerencia yupanquiana. La Introducción original de Miguel comenzaba de la siguiente manera:

La sugerencia de Atahualpa consistió en quitar la última corchea del primer compás, y en ese lugar anticipar el do# del compás siguiente, produciendo así una síncopa netamente chamamecera. A eso, Miguel le agrega un ‘arrastre’ que también es típico de la guitarra en el chamamé, y finalmente le incorpora un dúo en 6tas., que termina de redondear la idea de una manera exquisitamente litoraleña. Así es el comienzo con la sugerencia de Atahualpa y los detalles que agregó Miguel:

Aquí les detallo un enlace para que puedan escuchar la versión del propio Zurdo Martínez, de su disco “Paranaseando con Miguel Martínez”, editado en CD en 1994, en el que se incluyen diversos registros anteriores, entre ellos la “Madrugada del pescador”, editado originalmente en el LP “De un entrerriano”, sello Redondel (1975): https://www.youtube.com/watch?v=SewnOoM8VXU
Se han hecho numerosas y variadas versiones y arreglos de “Madrugada del pescador”, pero me atrevo a decir que la original del Zurdo reúne todo lo que la obra necesita, pues el trabajo guitarrístico y vocal logra una unidad increíble; desde la primera hasta la última nota nos lleva por climas en los que, en su conjunción con la letra, pareciera que nos meten en la proa de esa canoa paranasera, para surcar junto a ese pescador el ancho río.


Es mucho lo aprendido junto al querido Zurdo Martínez, y en estos días en los que compartimos la misma fecha de natalicio (el 12 de febrero), va este recuerdo fervoroso a uno de los seres más hermosos que la vida me dio en conocer y compartir, un creador e intérprete extraordinario, un ser humano comprometido con las causas populares, con la verdad y la justicia.
Polo Martí
Mendoza, febrero de 2021.